A este amargo país
le cruzaron la piel
a latigazos,
le inflamaron los ojos
negros del llanto,
fue marcado
con la cicatriz de la ira,
le abrieron las carnes
a cañonazos,
y hubo de sufrir
insoportables años
Todo porque una vez hubo
Pero llegaron
cogidos de la mano
el cáliz y la pistola
y apagaron las estrellas
llenando las fosas
con las iniciales
de los inocentes muertos
y colocando en las calles
placas con los nombres
de los que asesinaron.
le prendieron fuego en el alma,
lo llenaron de hambre,
cenizas y mortajas,
le sorbieron los huesos,
le labraron el terror
con hachazos de barbarie
y décadas de pesadumbre.
Todo porque por una vez
sintió que podría ser libre.
Y algo así no se olvida,
por eso lo recordamos
como gozosos herederos
de aquella convicción.
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